La Mujer del Siglo 21
Hoy llegan a mi consulta mujeres muy preparadas, que estudian, trabajan, hablan varios idiomas, con múltiples responsabilidades, además de ser madres, esposas, y otras, que reparten el tiempo haciendo maravillas para poder cumplir con todos sus roles; y como si esto fuera poco, luchan contra un nuevo tirano, una presión importante en este siglo, que es la “apariencia física”.
Este modelo de mujer del siglo XXI, se siente muy sobreexigida con la presión de tener que cumplir un estereotipo social, que cada vez toma más fuerza. Antes no importaba tanto si las mujeres eran más o menos delgadas, o más rellenitas... si tenían canas, celulitis o estaban perfectamente depiladas. Hoy por hoy, estos aspectos han ganado demasiada trascendencia.
Estamos en el siglo XXI, con una explosión mediática donde nunca antes se cultivó tanto la belleza física en la televisión, revistas, espectáculos, Internet y hasta en la vida cotidiana, como ahora. La mayor parte de lo que vemos, se basa en esto. Sería ir contra una realidad evidente, negar la importancia desmedida que se le da a este aspecto, sobre todo, en algunos sectores de la sociedad.
Yo misma recomiendo a mis pacientes sedentarios, a realizar actividad física (por un tema de salud), a bajar de peso y hasta cuidar su apariencia… pero una cosa es ir a realizar una actividad deportiva, dos o tres veces por semana y otra muy distinta, mudarse al club o instalarse en un gimnasio hasta trasformarse en vigoréxicas. Lo mismo con todas las demás variables estéticas: hay un comercio millonario sobre estos aspectos, que las mujeres somos destinatarias a consumir.
Este estereotipo ha tomado demasiada fuerza y está restando tiempo y energía a otros valores y funciones que, como mujeres, nos hacen mucho más valiosas y que no debemos perder de vista.
Con esto no estoy diciendo (ni mucho menos), que se dejen al abandono. A lo que apunto es a que sería muy positivo poder lograr un equilibrio y redistribuir, priorizando bien los tiempos y la energía que se le dedica a cada cosa, según su importancia.
Siempre me preocuparon los excesos en cualquier área, porque nunca las consecuencias son positivas. Conocemos de sobra lo que conlleva este estereotipo cuando las personas no lo logran con facilidad: problemáticas como la anorexia, bulimia, trastornos de ansiedad, depresión, estrés, etc. Así como también, es negativo la carencia absoluta en el extremo opuesto y caer en el abandono, obesidad, desmotivación, etc. El problema es que se transformó en una obsesión o un deber mayor... algo que debería ser un aspecto más a cuidar, al igual que el resto.