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Compatibilidad en la pareja: cuando el sentimiento no alcanza

Compatibilidad en la pareja: cuando el sentimiento no alcanza
Cuando las personas se conocen y comienzan una relación, suele pasar que en los primeros tiempos, surjan compatibilidades o incompatibilidades, que van a hacer que las personas continúen o no con dicha relación.

Aún así, hay muchas incompatibilidades que no se dan en un principio, porque cada uno está empeñado en conquistar al otro y le nace lo mejor de sí; pero a veces, con el tiempo, no se puede sostener ese empeño y surgen entonces, otras incompatibilidades que no se veían en un principio. Por eso, es importante que las personas se conozcan un tiempo suficiente, como para tener claro qué tan compatibles van a ser o no, a largo plazo.

A veces, al dejarse llevar por un sentimiento, se cometen errores como apurarse a afianzar la relación y luego, vienen los desencantos.
Hay varios puntos importantes a tener en cuenta, como a la buena comunicación, el respeto, dedicar tiempo al otro, tener detalles, etc.

Sin embargo, por muy bien que se cuiden estos ítems, una relación simplemente estará destinada al fracaso, si no está sustentada sobre una buena compatibilidad.

Conocer cierta información sobre la persona que nos atrae, tener claro lo que esperamos de la relación y más que nada, prever los problemas que puedan surgir, pueden augurar una larga y feliz vida en pareja.

Antes de plantear los pilares de compatibilidad, quiero hacer la salvedad de que hay muchas parejas que mantienen relaciones patológicas mucho tiempo, estando su enganche en eso justamente... pero no son relaciones sanas, sino que una de las partes, termina siempre perjudicada. 

He aquí entonces los tres pilares sobre los que debe sustentarse la compatibilidad y en los que se debe poner atención por igual, a la hora de elegir una pareja.

Las áreas de compatibilidad importantes son:

1) Atracción y compatibilidad física en pareja

A este aspecto, es al que más se suele prestar atención o por lo menos, del que más se hace conciencia en primera instancia. Una persona puede resultar atractiva en una primera impresión por sus rasgos físicos, su constitución, su mirada, sonrisa, voz, modales, su manera de desenvolverse en un círculo social, la pulcritud o el arreglo personal, la seriedad, discreción, el carácter extrovertido o hasta por el olor. 

Después de las primeras impresiones y cuando ya existe un acercamiento físico, puede seguirse sintiendo atracción o también desencanto, por la manera de besar, acariciar, la anatomía íntima, las secreciones corporales, el temperamento sexual y la frecuencia con que al otro le gusta tener relaciones sexuales. Es el acercamiento sexual lo que terminará de definir qué tanto atrae física e íntimamente la otra persona.

Muchas veces detalles que a algunas personas pueden parecerles menores, a otras les marca una incompatibilidad definitiva en estas áreas.

2) Compatibilidad en el carácter

Es la que permite disfrutar de la compañía de alguien, más allá de los momentos íntimos. Comprende las semejanzas en las inclinaciones... como por ejemplo, ser o no sociables, el gusto o el poco interés en el acondicionamiento físico, el contacto con la naturaleza, los viajes, las fiestas, las mascotas o la compañía de los niños, actividades culturales, dentro de muchas otras áreas.

También, podríamos incluir el grado de confianza que nos despierte la otra persona: hay veces que algunas parejas suelen tener verdaderos problemas de desconfianza, solo por ser personalidades muy diferentes... y esto les genera un punto de incompatibilidad importante.

Otra parte de la compatibilidad de caracteres, está en lograr un equilibrio entre ambas personalidades. Alguien ansioso, puede que se sienta cómodo con un carácter tranquilo y una persona muy conversadora, puede que se complemente con alguien mas callado. Aunque también, he tenido casos que esto no ha sido una buena combinación; porque al ansioso, a veces se le puede dificultar el entender la tranquilidad del otro. Si se logra un término medio entre ambos, sin duda saldrán ganando... pero esto dependerá del grado de ansiedad y de tolerancia de ambas partes y sobre todo, de reconocer como buena, esta diferencia con el otro.

Una persona de carácter agresivo, a quien le gusta discutir desde la base de que sólo él tiene la razón, funcionará mejor con aquél que defienda por igual su terreno o quien sea un buen dialogador y negociador... alguien que le aporte asertividad, en vez de agresividad.

Las relaciones basadas en compensar un carácter muy débil con otro muy dominante, no parten de una base sana, sino de patologías... y terminan por tener dos desenlaces: o el de carácter débil se vuelve más dependiente y temeroso de que la relación termine, cansando al de carácter fuerte; o él mismo se cansa y termina por revelarse. Si bien estos desenlaces son comunes, hay muchos casos donde el débil termina por anularse frente a la persona dominante y pueden estar así toda una vida: es lo que se llama un "trastorno dependiente de personalidad", donde esta persona, va a perder cada vez más autonomía y se le va a hacer sumamente dificultoso, pensar en salir de dicha relación, por patológica que sea.

También, es importante que puedan desarrollar la capacidad de resolver los problemas que se presentan en la relación: que sus características de personalidad, no entorpezcan esta posibilidad, que a veces, por orgullo, inseguridad o cualquier otro rasgo negativo, no puedan desarrollarla, lo que es muy importante para poder ser compatibles a largo plazo. 

3) Compartir los mismos valores como pareja

Aquí cada pareja puede ser diferente y lo importante, es que ese modelo de valores que comparten, sea válido para ambos. Esto va a depender básicamente, del nivel socio cultural, de las enseñanzas que traen de sus familias y de su personalidad, para ir conformando su escala de valores. 

Cuando hablamos de valores, es muy larga la lista que se puede pensar dentro de ellos. Nos podemos referir al respeto, la tolerancia, la importancia que se le da a la amistad tanto dentro como fuera de la pareja, cómo educar a los hijos, el grado de independencia de cada uno, la importancia de la familia, desarrollo laboral, valor del dinero, etc., etc., etc.

Los valores se ven además, reflejados en los hábitos: quien tiene por alto valor a la higiene y el orden, será muy estricto con sus rutinas de limpieza y poco tolerante con quien mantenga el desorden... así como también, habrá quien conceda más importancia a tener una actitud amorosa con los hijos y que éstos se desarrollen más libremente y podrá tener algunas tolerancias en cuanto al desorden.

Los valores también se ven reflejados en los planes, ya sea a corto, mediano o largo plazo; así, mientras unos desean estar cerca de su tierra y sus parientes, otros podrán preferir emigrar en busca de mejoras laborales y de condición de vida... unos tendrán como proyecto de vida tener hijos pronto y otros, no desear tener hijos ni ahora, ni en el futuro.

Inevitablemente, diferencias fundamentales en los valores, llevarán a decepciones y conflictos; por ello la importancia de hacer una cuidadosa observación de los valores de la otra persona, ya que a veces solo se presta atención a los más relevantes y otros, se pasan por alto hasta el momento que resaltan durante la convivencia.

A modo de conclusión...

Como conclusión final, siempre hay que apuntar al equilibrio: si no se logra una buena adecuación y compatibilidad en los puntos mencionados anteriormente, es muy difícil que las relaciones puedan sustentarse a largo plazo.

A veces es preferible esperar y conocer bien a la persona por la que queremos apostar y no llevarse decepciones luego, en la convivencia.


Ps. Silvia Cardozo
Terapeuta Cognitivo conductual
ensil@adinet.com.uy

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